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viernes, 17 de septiembre de 2010

La historia de un niño

Para compartirla con otros niñ@s - grandes -
pequeñ@s - mestiz@s - roj@s - negr@s y moren@s..."

Yo conozco la historia de un niño que nació en un país donde había
una dictadura fascista. Era un niño de una familia muy pobre que se pasaba
el día rodeado de animales, que siempre estaba sucio porque le gustaba
subirse a los árboles, meterse en cuevas (él creía que podía encontrar
tesoros de viejos reyes o piratas) y jugar a ser un indio salvaje.

Una vez incluso se cayó de lo alto de un tejado porque el muy tonto
perseguía una mariposa llena de colores y mientras la quería coger se olvidó
de donde estaba y... tuvo que ser atendido en un hospital porque se había
roto la boca al caerse del tejado. En el colegio los profesores le pegaban
porque hablaba una lengua "indígena" y eso no le gustaba al dictador. Así
que el niño siempre que podía se escapaba y se internaba en el bosque, y
allí se maravillaba con todo.
Pero un día los papás del niño decidieron que tenían que ir a otro
país... un país donde los hombres y las mujeres y los niñ@s eran más
blanc@s . Un país don (eso decían sus papás) podrían ser más libres y
donde podrían ganar dinero y salir de la pobreza y comprar una casa grande
y ser felices.
Los papás le decían al niño: " En ese país hay una cosa que se
llama nieve y es blanca y fría y cae del cielo por tu cumpleaños". El niño no
entendía por qué tenía que dejar su bosque, el sol, la lluvia, el mar, los ríos,
su tierra... No entendía qué era la pobreza, quizá porque él nunca necesitó
de las cosas materiales y no le importaba ir con ropita remendada. Y no
entendía qué era la libertad porque él ya era libre.
Al principio, ese niño se alegraba de marcharse de su tierra porque
quería conocer "LA NIEVE QUE CAE DEL CIELO POR TU CUMPLEAÑOS" como
le había dicho su mamá. y también porque nunca había visto "hombres y
mujeres y niñ@s blanc@s, blanquísim@s y con el pelo rubio como el oro...
y, claro: porque ya no tendría que ir al colegio donde le pegaban por hablar
su lengua indígena...
Y así el niño se fue con sus papás a la tierra de los blanc@s del pelo
rubio como e oro y donde por su cumpleaños caía nieve del cielo...
(......)
Y era verdad.... la nieve caía del cielo por su cumpleaños y las personas
eran muy blancas y muchas tenían el pelo rubio como el oro y rojo
como los tomates, naranja como las zanahorias y marrón como las castañas....
y hablaban una lengua más difícil que la del dictador. Era un idioma
seco y tajante, militar. Y la gente era tan fría y triste como la nieve.
Después de un tiempo, el niño de color de las hojas de otoño quería
volver a su tierra... No le gustaba esa tierra donde no entendía a l@s otr@s
niñ@s y donde no le miraban con cariño en los ojos y donde no había sonrisas en los rostros.
Pero se quedó y aprendió el idioma de los nativos del pelo de colores
y piel blanca sin sonrisas en los labios. El niño se hizo un niño grande
y escuchó la historia de su propia tierra por la boca de l@s exiliad@s
polític@s... Y supo así que su tierra no era la tierra del dictador pero que el
dictador ganó la guerra, sofocó la Revolución y llenó de sangre y miseria
toda su tierra... y por eso l@s indigen@s como nosotros estábamos condenad@
s a errar como l@s indígen@s: de un pueblo a otro...
El niño escuchaba muy triste las historias de lágrimas y sangre y
opresión de l@s exiliad@s. Y supo que l@s exiliad@s ya no creían en sí mismos,
y bebían agua de fuego para olvidar y cantar canciones de la
República, del Frente Popular y de la Revolución.
Un día el niño habló con uno de los viejos luchadores-derrotado por
el agua del fuego y muy serio le dijo: - Don Antonio, yo voy a luchar por la
Revolución, y nunca voy a olvidar las canciones de la Revolución y voy a
hacer de mi vida un ejemplo de orgullo y voy a vengar la Memoria de nuestros
muert@s y torturado@s y vencid@s. Lo juro por Dios, Don Antonio.
Y Don Antonio comenzó a llorar de emoción y el niño no entendía
por qué lloraba así el hombre viejo que cantaba canciones revolucionarias.
Y el niño se fue solo cantando con el puño cerrado en su lengua
indígena una vieja canción revolucionaria:
"Negras tormentas agitan los aires,
Nubes oscuras nos impiden ver
Y aunque nos espere el dolor y la muerte
Contra el enemigo nos llama el deber.
El bien más preciado es la Libertad
Hay que defenderla con fe y valor
Alza la bandera revolucionaria
Por el triunfo de la Emancipación.
A las barricadas. A las barricadas
Por el triunfo de la Emancipación".
Y así el niño-grande se fue a su Tierra a luchar por la Revolución.
Y después de muchas batallas el niño-grande fue apresado y encerrado.
Fue acusado de ser un delincuente y un anti-social. Y el niño-grande
se hizo niño-hombre y sobrevivió veinte años de torturas y sin Sol, Aire,
Arboles y Animales. Un día consiguió escapar y siguió luchando y hablando
de la Vida, el Amor, la Revolución y los Sueños.
Y otra vez encerrado ese niño-hombre sigue sonriendo; y sus ojos
son dos negras aceitunas con un sol como pupila. Y todos los hombres
(blancos) le tienen miedo porque no llora ni tiembla, ni quiera nada de ellos.
Él solo quiere que su sonrisa sea contagiosa y que su corazón dé
fuerza a tod@s es@s otr@s niñ@s que se han olvidado que reír recompone
las cosas y hay un Mundo Nuevo en los que miran con AMOR la Rosa de los
Vientos.
Y Colorín Colorado este cuento, todavía no se ha terminado.
Venceremos.
Gabriel Pombo da Silva

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