-No ha empezado muy bien el día, ¿no,
amigo?
-¿Es a mí? -Responde sorprendido un joven ejecutivo, vestido de traje, que miraba alternativamente su reloj y al fondo de la calle.
-Sí, sí. Que digo yo que vaya desastre, para usted, me refiero.
-¿Es a mí? -Responde sorprendido un joven ejecutivo, vestido de traje, que miraba alternativamente su reloj y al fondo de la calle.
-Sí, sí. Que digo yo que vaya desastre, para usted, me refiero.