Bienvenid@ a este bosque nebuloso. Disfruta de tu estancia.

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miércoles, 12 de octubre de 2011

Metamórfosis


No te bañes en las aguas marinas que rodean Knossos: pertenecen a Posidón, un rey que aprisiona a los imprudentes. No profanes los arroyos cristalinos que bajan del Sagrado Monte Ida: tal vez alguna ninfa se perturbe y se queje a la vengativa diosa virginal. No manches antiguos rituales con tu indiscreción ni los menosprecies con tu risa discordante. No tomes las pociones que te ofrezca una bruja: podrían sentarte mal.


No vayas a una tierra cuya lengua es tan antigua como sus montañas chapurreando en una jerga bárbara. No contestes a las fórmulas de bienvenida de los hospitalarios herakliónidas con torpes respuestas de "Mí no comprende". No molestes a los lugareños con tus artilugios de plasmar imágenes, enarbolándonos imprudentemente en lugares consagrados desde antiguo. No te rías de las ancianas vengativas que viven en lo profundo de los bosquecillos, no regatees con ellas el precio de su hospitalidad y sus viandas. No te hagas el tonto por creerte más listo que ninguno e incurras en hybris. No te sirvas de esa frase ridícula de "Mí no dinero" a cada momento como un arma de tu falsa astucia. Y nunca tomes las pociones que te ofrezca una bruja, aunque parezcan vino.

No te quejes si sientes que tu cuerpo sufre una metamorfosis, ni te extrañes de que tus manos se troquen en pezuñas, tu clara piel en pellejo peludo, tu frente en la testuz de una bestia cornuda y tus partes traseras en las potentes ancas y largas colas que son privilegio de los mudos y arrojados hijos de Poseidón que a él se le destinan en sacrificio. No confíes en tu voz, que se habrá convertido en un bramido; no creas que cuando los antiguos devotos del dios te acorralen y se dispongan a someterte al antiguo ritual, podrás sacarlos del error en que los crees, y les podrás convencer de que eres un hombre, y forastero, sólo por hablarles.

Porque tu voz ya nunca más será humana, y no podrás hacerles entender que tú no eres un toro gritándoles la torpe frase que les hubieras dicho:

"Mí no tauro"

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