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sábado, 10 de diciembre de 2011

Cuchulainn y Emeth

Cuchulainn aún no se había enamorado jamás, a pesar de que por ser un guerrero tan famoso en el Ulster, muchas doncellas se le habían acercado en esos años tratando de enamorarlo.

Los jefes y señores de los clanes le sugerían a menudo que buscara una esposa, pero ninguna de las jóvenes lograba despertar su corazón.

Un día fue invitado a un banquete en la casa real, y ahí conoció a la hermosa y codiciada Emeth, hija de Forgall, señor de Lugach, y su joven y ardiente espíritu se inflamó de amor por ella, a tal punto que decidió pedirla en matrimonio en el acto.

Con ese propósito, al día siguiente se dirigió sin demoras al Castillo de Forgall, acompañado por su amigo Laeg.

La bella Emeth se hallaba en las almenas de la fortaleza, departiendo y bordando con las doncellas de su comitiva, hijas de los nobles súbditos de su padre, cuando vio acercarse un carro por el camino de Math.

La madre de Ehmet observó: "Uno de los hombres que se acercan parece ser el hombre más atractivo de todo Erín, pero su expresión es melancólica y triste"...

Cuando finalmente el carro se detuvo en el patio del castillo, Emeth se acercó a saludar a Cuchulainn, pero cuando éste le reveló que la razón de su presencia allí era el amor que sentía por ella, la doncella le explicó el rígido control que se padre ejercía sobre su vida.

"No puedo desposarme antes que mi hermana mayor, Fiall, ésas son las reglas de la familia", dijo ella.

Cuchulainn, bastante enojado, respondió: "No es a ella a quien amo, sino a vos, y volveré triunfador por ti, a reclamarte".

Mientras decía esto, sus ojos descendieron de los de ella hasta su escote, el cual dejaba entrever la curva suave del pecho de Emeth.

"Mía será esa llanura, la dulce y mágica llanura que conduce al valle de la doble esclavitud!" exclamó el fervoroso joven, a lo que la dama respondió " Nadie llega a esta llanura sin antes haber cumplido con sus deberes, y los tuyos aún están por comenzar a ser cumplidos...", una cauta pero no desalentadora réplica

Cuchulainn montó en su carruaje, y se fue. Pero las palabras de Emeth había calado hondo en su mente, entonces al día siguiente comenzó a prepararse para la guerra y las hazañas heroicas que Emeth le pedía que realizara, y marchó a la aventura.

Entre sus hechos famosos, figuraron la derrota de Scatagh, la diosa guerrera, y el aniquilamiento de los malévolos hijos de Nechtan, los mismos que habían asesinado a incontables hombres del Ulster.

Cuchulainn obtuvo fama, gloria y un gran botín de sus hazañas, y una vez concluidas, se dirigió a buscar a Emeth, como estaba implícitamente claro entre ellos.

Una vez en el castillo de Forgall, solicitó formalmente la mano de su amada, y dejó la dote correspondiente a la hermana mayor, como era la costumbre.

Y así fue conquistada Emeth, tal como ella lo había pedido, tras lo cual Cuchulainn la llevó a Emain Macha y la hizo su esposa, para no separarse jamás hasta el momento de su muerte.

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